Las primeras sociedades se desarrollaron, en primer lugar, en la zona de la baja Mesopotamia, conocida como Sumeria (actual Iraq), por lo que su sistema de escritura (primero pictográfico, y después cuneiforme) es el más antiguo de los que conservamos, pues data ya de mediados del IV milenio a.C. Poco después se desarrolló otro sistema de escritura en Egipto, que conocemos gracias a los famosos jeroglíficos egipcios. En otros lugares, no mucho más tarde, se crearon otros sistemas de escritura, como en China. Desde estas zonas sus sistemas de escritura pasaron a otros territorios vecinos con los que estos dos pueblos estaban en contacto, y posteriormente a otros pueblos más alejados. Sin embargo, estos primeros sistemas de escritura no fueron copiados automáticamente, sino que en su adaptación por varios pueblos con lenguas propias sufrieron cambios, adaptaciones, modificaciones, etc. Y es esta evolución paulatina la que conocemos como historia de la escritura.
Según esto podemos clasificar en tres grandes grupos los sistemas de escritura utilizados a lo largo de la historia:
1.- Escritura pictográfica e ideográfica. Es aquella en la que cada dibujo o símbolo representa un concepto real o una idea, por lo que suele equivaler a una palabra. Estos signos en muchas ocasiones son dibujos de seres reales (escritura pictográfica), pero en otras están tan estilizados o trazados tan convencionalmente que la comprensión de la referencia a estos seres reales se nos escapa (escritura ideográfica). Es a este tipo de escritura al que pertenecen por ejemplo los jeroglíficos egipcios y la escritura china, que ha perdurado hasta nuestros días. También se presenta en algunos símbolos actuales de uso corriente, como las señales de tráfico.
Sin embargo, los principales problemas son: a) El excesivo número de signos necesarios para plasmar todos los conceptos existentes en el idioma, lo que implica que el arte de la escritura esté al alcance sólo de unos pocos; y b) La poca capacidad que tiene este sistema para expresar conceptos abstractos, que sólo se dan en la mente humana y, por lo tanto, no son “tangibles” (como blancura, bondad, crisis, etc.), e incluso también presentan poca capacidad para expresar la variación que puede darse en cuanto a los accidentes gramaticales de una palabra o frase (como la expresión del tiempo o del modo de un verbo, etc.).
2.- Escritura silábica. Como puede deducirse, el anterior sistema de escritura era demasiado complicado, por lo que hubo diversas tentativas para solucionar los inconvenientes que acarreaba. La solución a estos inconvenientes pasaba por no tener en cuenta el significado real de un símbolo en cuestión, sino simplemente darle un valor fónico, lo que ya representa un nivel elevado de abstracción. Probablemente, desde el inicio del 2º milenio A.C., diversos pueblos del Mediterráneo Oriental, utilizando las escrituras existentes crearon un método en el que un signo ya no representaba una palabra, sino posiblemente la pronunciación inicial o primera sílaba de esta palabra, con lo que estos signos se podían combinar para formar nuevas palabras. Este método es el que se conoce como escritura silábica, y sus sistemas de escritura como silabarios (todavía no alfabetos). Existen diferentes tipos de silabarios, como el silabario Lineal B, que ya notaba, en este milenio, una lengua griega, el micénico. E incluso, en nuestros días, existen tipos de escritura con estas características, como es el caso del signario japonés (aunque, claro está, tiene un origen diferente).
3.- Escritura alfabética. En la zona más oriental del Mediterráneo, lo que hoy conocemos como Siria, Líbano e Israel, se produjeron nuevas tentativas de crear nuevos sistemas de escritura menos rígidos y más adecuados a las formas de expresión de las lenguas que debían ser transcritas. Así se empezaron a utilizar signos para notar no ya una sílaba propiamente dicha, sino una simple consonante. Con ello se consiguió la notación de sonidos simples, o, dicho de otra manera, de fonemas, no un grupo de ellos, como las sílabas, con lo que se consiguió un nivel de abstracción gráfico muy superior a los logrados hasta entonces. Así tuvo lugar el nacimiento de la escritura alfabética fenicia, que es considerada como la primera escritura fonética (o alfabética) en la historia, y que debió producirse antes de terminar el 2º milenio a.C. Sin embargo hay que hacer notar que la escritura fenicia sólo transcribía las consonantes, nunca las vocales. Pero el caso es que con esta forma de transcribir los fonemas el número necesario de signos para notar una lengua quedó drásticamente reducido (pues el número de fonemas de los que consta cualquier lengua, aunque incluyamos las vocales, no suele superar el número de 30). Gracias a ello la escritura, la plasmación escrita de la lengua, pudo estar al alcance de todo tipo de gentes, pues su aprendizaje resultaba ya muy fácil, y no sólo al de una clase privilegiada y dominante. Es, pues, la simplificación y acccesibilidad a todos de la escritura uno de los mayores logros no sólo culturales, sino de mayor transcendencia social, en la historia de la humanidad.
El alfabeto fenicio, utilizado por el pueblo del mismo nombre y que alcanzó un notable desarrollo comercial por el Mediterráneo desde finales del 2º milenio y principios del 1º (y que también sirvió de modelo, posteriormente, para otros alfabetos utilizados en oriente, como el hebreo, e incluso el árabe), fue llevado a la cuenca del Egeo y allí, posiblemente por obra de comerciantes (lo que también facilita su rápida expansión posterior), adaptado por los griegos. Sin embargo los griegos no se limitaron a copiar los signos fenicios, sino que se les hacía completamente necesario que la notación de las vocales en la escritura quedara claramente marcada. Por ello, una serie de signos consonánticos fenicios que en griego no eran necesarios fueron readaptados para notar las vocales, otros, en cambio fueron transformados para marcar nuevos sonidos, y otros, finalmente, fueron con el paso del tiempo simplemente eliminados, si bien la mayoría mantuvo su valor fonético. Con todas estas adaptaciones obtenemos la creación del ALFABETO GRIEGO, que fue el primero en distinguir claramente los signos que representan los fonemas de una lengua, sean éstos vocálicos o consonánticos. Tal creación tuvo lugar a finales del siglo IX o principios del VIII a.C. Sin embargo, la historia del alfabeto no termina aquí, a pesar de que, desde entonces, todos los alfabetos, al menos los europeos (que derivan todos del griego), no son más que meras adaptaciones del alfabeto griego originario.
En los textos más antiguos sólo se escribía con mayúsculas, pues las minúsculas son en realidad una creación del siglo VIII d.C. Finalmente debe notarse una característica al menos chocante de los primeros textos: la escritura fenicia se escribía en dirección de derecha a izquierda, pero los griegos también vacilaron en la adaptación de este orden y en los primeros textos que conservamos no es infrecuente encontrar la técnica denominada “Bustrofedón” (que significa, más o menos, “como ara el buey”), y que consiste en escribir una línea de izquierda a derecha, la siguiente de derecha a izquierda, y así sucesivamente. Sin embargo, finalmente predominó la escritura que seguía la dirección izquierda-derecha.
No obstante otros pueblos griegos utilizaron algunas variantes del alfabeto jónico, tal como ocurrió en las colonias de Italia, como Cumas. En esta ciudad se utilizó un tipo de alfabeto que fue adaptado por el pueblo predominante en Italia a mediados del 1er. milenio a.C., el etrusco, y éste a su vez fue adaptado por otros pueblos que le estaban sometidos como Roma. Así, el alfabeto latino, que ya podemos denominar abecedario, es en realidad una adaptación de un tipo de alfabeto griego a las particularidades de la lengua latina, y es básicamente este alfabeto (con algunas creaciones o modificaciones, como las grafías ñ, w, ç, etc.) el que utilizan buena parte de las lenguas europeas, y muchas otras, en la actualidad. Finalmente otro tipo de adaptación se produjo ya en el siglo IX d.C., cuando unos obispos bizantinos, llamados Cirilo y Metodio, intentaron evangelizar y convertir al cristianismo a los pueblos eslavos de la Europa Oriental, para lo que tuvieron que adaptar la escritura griega a las características de las lenguas eslavas, y crearon el denominado alfabeto cirílico, que es el que siguen utilizando muchos pueblos eslavos, como el ruso, el búlgaro, etc. Por ello, podemos concluir que el estudio del alfabeto griego resulta de gran ayuda, si conocemos su evolución, para conocer las características de muchas otras lenguas y escrituras europeas.