¿Qué significa y en qué se diferencian los regímenes democráticos, los autoritarios y los totalitarios?
Estas definiciones establecen claras diferencias conceptuales entre formas de gobierno democráticas y totalitarias, pero presenta límites más borrosos con las autoritarias.
Totalitarismos
El uso de la palabra totalitarismo se generaliza después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la tesis de que los estados nacional-socialistas así como los comunistas “son hermanos gemelos”, comenzó a ser aceptada a partir de 1951 cuando, la filósofa norteamericana y originalmente judío/alemana, Hannah Arendt hizo esta equiparación -no exenta de polémica en su momento- entre regímenes (Arendt, Los orígenes del totalitarismo, 1951).
En una primera aproximación podemos definir el gobierno totalitario como una forma de gobierno personalizada en un líder "mesiánico" al que se rinde culto y en una élite (partido) que trata de dominar a la sociedad y a las instituciones del Estado. Su fin es crear un "hombre nuevo” y una “sociedad perfecta”. Para lograr semejante utopía se debe contar con la obediencia total de todos los miembros de la sociedad y para eso se utiliza la propaganda, la privación de toda libertad y la represión como política de Estado.
CARACTERÍSTICAS COMUNES DE LOS REGÍMENES TOTALITARIOS.
En Democracia y Totalitarismo, publicado en castellano en 1965, el filósofo y politólogo francés, Raymond Aron recoge sistemáticamente las características que definen al totalitarismo:
1) Existencia de un Partido único de masas, cuyos intereses quedan identificados con los de la nación o el Estado, siendo su poder omnímodo. Este partido forma parte integral y dominante del aparato del Estado y responde a una ideología definida y codificada. El régimen de partido único se opone al liberalismo y a la democracia tal y como se entiende en un régimen democrático:
El partido es la única forma de ascensión social, por lo que para prosperar en el estado o en cualquier ámbito debes pertenecer a él. El poder real se concentra en un reducido núcleo de personas del partido (una élite) y es liderado por el jefe del Estado (un único jefe). Toda la administración del estado está en manos de una burocracia del partido, que actúa como una máquina obediente con un gran Jefe a la cabeza.
A veces, los Estados Totalitarios tienen la tentación de utilizar el término "democrático", como lo hace la República Democrática Alemana en la nominación de su régimen (porque la propiedad pertenece al pueblo) o como lo hace Franco al autodefinirse como "democracia orgánica" (porque dice que hay un parlamento elegido por corporaciones).
En estos regímenes hay consultas al pueblo o referéndums ante cuestiones en las que el líder quiere recibir el apoyo explícito de su pueblo o dar una apariencia hacia el exterior de vida democrática. Sin embargo, estas votaciones no son democráticas porque sólo están orientadas al sí, siendo imposible hacer una campaña en contra.
2) Caudillo carismático. El poder está personificado en un líder (Fuhrer, Duce, Caudillo, Gran Timonel, Padre de la Patria...) que ejerce su autoridad de modo monopolístico y sin autonomía apreciable para mandos intermedios.
Tal vez su apariencia externa nos engaña porque puede resultarnos caricaturesco su aspecto físico o porque su escenografía o gesticulación parezca ridícula, pero esto se soslaya enseguida con sus discursos y con su habilidad política para sobresalir y sobrevivir.
- El caudillo controla el partido con mano férrea y elimina toda oposición interna dentro del partido (purgas o eliminaciones físicas), incluso puede hacer eliminaciones preventivas de aquellos que en el futuro pudieran hacerle sombra. El líder nunca cede el poder todopoderoso y, por tanto, es la muerte/revolución lo que origina el fin de su gobierno o el relevo por otro líder.
- El líder ve reforzada su popularidad entre las masas por aplastantes campañas propagandistas de culto a su personalidad (culto idolátrico). En ellas, su figura reúne atributos siempre positivos, idealizados y benéficos, lo que le convierte en un ser sobrenatural que personifica los valores supremos de la nación. Su imagen está siempre presente en espacios públicos y privados.
- El Caudillo dirige también el gobierno de forma arbitraria e indiscutible, por lo que no es responsable de sus acciones ni ante ningún parlamento o conjunto de representantes elegidos por el pueblo, ni ante una ley máxima o Constitución, ni ante la justicia, ni siquiera ante su partido. La constitución y las leyes pueden seguir existiendo, pero nadie sabe cuáles son a ciencia cierta, ni se toman en cuenta, porque como se decía "en la URSS se hacía lo que Stalin había pensado la noche anterior". En tanto en la Alemania hitleriana sucedía algo semejante, existía el derecho “prerrogativo” por el cual la voluntad del Fürher estaba por encima de la ley común y cualquier decisión de Hitler eliminaba la norma jurídica que la contradecía.
3) Ideología oficial.
Una ideología política subyace siempre tras un estado totalitario. La ideología es un conjunto de ideales éticos, de organización política y de planteamientos económico que explican cómo la sociedad debería funcionar.
- La ideología sirve inicialmente para alcanzar el poder. Cada líder la escribe (Hitler y su Mein Kampf, Mussolini y su Espíritu de la Revolución Fascista) o se basa en las ideas de otros y las interpreta para llevarlas a la práctica (Marx y el totalitarismo comunista o El Fuero de los Españoles de Franco). Con la ideología fanatiza o convence de sus ideas a un pueblo que vive un momento de crisis social (guerra, malestar de posguerra, paro, pobreza...), que está preparado para la crispación o conflicto y que le dispone al cambio. Alimenta la idea de que un futuro mejor y perfecto es posible bajo su diretriz e identifica a los enemigos del mismo.
- Cuando se desata la revolución o la oportunidad del cambio político, la ideología se aplica pragmáticamente y puede cambiar.
- Pero lo que es una evidencia es que cuando el partido totalitario llega al poder, la ideología inicial ya no tiene que coincidir necesariamente con la verdad oficial. La ideología es sustituida por el discurso político oficial, la "única verdad", en la que el Estado y el líder interpreta o juega con la realidad y la doctrina a su gusto o necesidad. Se justifica que la ideología pueda ser cambiante como una necesidad temporal para que el Estado sobreviva. Hasta se puede llegar a pactar con el enemigo ideológico con el que se mantenía una postura irreconciliable (Pacto entre Hitler y Stalin, 1939).
- La ideología en los Estados Totalitarios se impone a la masa, adoctrinándola a través de la propaganda, la escuela, el trabajo o los medios de comunicación.
Los estados totalitarios tienen elementos comunes, como estamos viendo, pero también puntos ideológicos o políticos aparentemente opuestos en sus orígenes ideológicos y praxis como Estados constituidos. (Ver ampliación en capítulo más abajo)
4) El Estado controla la economía en mayor o menor grado. Hay una voluntad de control y centralización de la vida económica mediante políticas ultranacionalistas y autárquicas como vehículo para el reforzamiento militar del Estado.
El totalitarismo apuesta por el dominio de los procesos productivos. Si el régimen capitalista o de liberalismo económico, al que puede sustituir, se caracteriza por cierta libertad en la producción, el nuevo régimen totalitario pone el acento en que el Estado es quien debe decidir qué se ha de producir y de qué manera.
- El intervencionismo estatal puede llegar a asumir la propiedad de las empresas productivas de forma total (URSS) o parcialmente en un sistema de economía mixta (España franquista con el INI).
- El Estado Totalitario desea ser autosuficiente (autarquía) y eliminar la dependencia exterior, lo que no siempre es posible porque no se dispone de todos los recursos. Para conseguirlo, el Estado establece planes como los Planes Quinquenales de la URSS o los Planes de Desarrollo del Franquismo. La planificación del Estado: propone plazos temporales para aumentar la producción; también da prioridad a los sectores o productos económicos que necesita (industria pesada, industria armamentística, agricultura, energía...); y supervisa o controla la consecución de los objetivos propuestos. Como uno de sus fines y objetivos siempre será la defensa del régimen contra sus enemigos exteriores o el expansionismo, siempre se potenciará la industria de guerra.
- Al centrar los esfuerzos económicos de la producción en ciertos sectores de gran coste (industria aeroespacial, armamentística, pesada...), se suelen producir desajustes graves en la producción de bienes de uso y consumo para el particular que el Estado no considera prioritarios. El resultado es el desabastecimiento de ciertos bienes de primera necesidad como alimentos, medicamentos, combustibles..., sobre los que el Estado termina estableciendo un racionamiento.
- Si no se dispone de unos recursos esenciales, los Estados Totalitarios pueden tener la tentación de poner en marcha políticas de expansión territorial agresivas para conseguir su "espacio vital". Para Hitler, el espacio vital o Lebensraum se convirtió en un principio ideológico del nazismo que establecía que Alemania requería para su supervivencia alimentaria de un Lebensraum necesario a costa de Centroeuropa y Europa del Este y para tener acceso al petróleo de Ucrania y parte de Rusia. Iguales necesidades argumentó el Imperio de Japón para su expansión por Asia y el Pacífico. Cuando un Estado Totalitario no dispone de capacidad militar suficiente para embarcarse en ambiciosas empresas exteriores de conquista, puede actuar apoyando movimientos políticos afines que cuando consiguen el poder en sus países le abren las puertas a sus recursos (v.g., actuación de la Cuba de Fidel Castro en Angola y Venezuela).
- Los estados totalitarios son propicios a ambiciosos programas de construcción de obras públicas y monumentalización. Algunas de estas obras son colosales, es decir, su coste sobrepasan el rendimiento funcional o económico que se piensan obtener de ellas (aeropuertos gigantes, autopistas de varios carriles, grandes túneles y puentes). Estas megaconstrucciones sirven fundamentalmente para acabar coyunturalmente con ciertos problemas (paro o empleo de prisioneros) y para utilizarlas como medio propaganda del régimen que busca en el monumento un reconocimiento de su gloria (Valle de los Caídos) o crear espacios gigantes para sus grandes espectáculos de masas, donde el individuo se sienta insignificante y el espacio creado sólo tenga sentido encuadrado en la masa (edificios y plazas nazis o soviéticas).
5) El Estado totalitario posee el monopolio de los medios de convivencia social (organizaciones sociales o medios de socialización como la escuela) y de los medios de comunicación en general (encargados de censurar la información y las publicaciones, así como de transmitir la verdad oficial, la propaganda).
- El Totalitarismo concibe la sociedad como si de una organización militar se tratase. Hay que formar un organismo estatal en el que cada individuo debe saber qué lugar ocupa y qué función cumple. Una organización donde cada uno es un engranaje de un mecanismo o todo. De ahí que se insista en que todo intento de asociacionismo civil debe ser supervisado por el partido. Las organizaciones juveniles son un buen ejemplo de ello. Todos los estados autoritarios desplazaron a la sociedad civil de las actividades de los jóvenes y pusieron especial énfasis en crear potentes organizaciones desde donde controlar el entusiasmo juvenil y adoctrinarlos. Ejemplo especial fue la Hitler Jugend (ver vídeo), fundada en 1926, que creó una "máquina" de control mental y de carácter militarista, hecho que se mostraba en sus uniformes y en sus desfiles. Tras la toma del poder del nacional-socialismo, llegó a tener un gran éxito y fue integrando por ley a otras organizaciones juveniles del resto de partidos políticos y organizaciones católicas o de boyscouts, de modo que llegó a ser la única fuerza que se ocupaba de los jóvenes en materia sanitaria, social y de tiempo libre en Alemania a partir de 1938. En la Italia fascista se constituyó la organización juvenil Balilla. En la URSS aparece en 1918 el primer movimiento de jóvenes de carácter estatal, se trata del «Komsomol», la asociación que reunía a la juventud soviética hasta los veintiocho años y banderín de enganche para ingresar en el Partido Comunista. En China, los jóvenes pioneros. La uniformización, la disciplina o los desfiles, eran elementos comunes a todos estos movimientos juveniles de los Estados Totalitarios. A través de ellos, el individuo perdía su individualidad y se hacía un ser anónimo y una pequeña parte de un conjunto. En estas asociaciones además se adoctrinaba cómo debía ser el alemán/soviético/italiano/español/chino... perfecto y se ensayaban juegos de guerra, puesto que debían ser en el futuro especialmente buenos soldados que defendieran el régimen.
Lo mismo que con la juventud sucede con el encuadramiento oficial de otros asociacionismos de grupos sociales (mujeres, obreros, profesionales, estudiantes universitarios...) que terminan integrándose en el organismo único del Estado.
- La escuela era, sin embargo, el principal medio de adoctrinamiento político. Los docentes fueron transformados en funcionarios transmisores de consignas políticas. Los libros escolares sirvieron para inculcar una idea mitificada del régimen y su líder. En el régimen nazi además se exaltaban la raza “aria”, y clasificaban a los judíos y a otros pueblos considerados inferiores como “razas bastardas”, parásitas, incapaces de crear una cultura o civilización.
- Para atraerse a las masas, los regímenes totalitarios pusieron gran empeño en controlar los medios de comunicación y de propaganda (la prensa, la radio, el cine, la literatura, pero también a través de carteles, escenografía en grandes actos y fiestas públicas multitudinarias). Una vez en el poder abolieron la libertad de opinión, persiguieron a los periodistas independientes y utilizaron masivamente la propaganda para inculcar valores como patria, jefe, raza, etc. Se estableció un sistema de consignas “la verdad oficial” en las que se exageraban los logros y se ocultaban los fallos del régimen. Maestro sin igual en esas prácticas fue Joseph Goebbels, el padre de la propaganda Nazi y Ministro de Educación Popular y Propaganda desde 1933. Simultáneamente, se pretendió ofrecer una imagen atractiva del régimen, tanto en exterior como en el interior, mediante el empleo de una parafernalia grandilocuente: exhibición de vistosos uniformes, saludos marciales, despliegue de banderas y estandartes, brillantes desfiles militares presididos por los jerarcas, discursos, etc. Se intentaba de ese modo impresionar a las masas y colmarlas de orgullo patriótico.
6) Eliminación del disidente y del enemigo del Estado.
En el seno de un Estado totalitario no tiene cabida las discrepancias o la libertad de acción porque pueden ser un peligro o un impedimento para alcanzar la sociedad perfecta. Por tanto, cualquier falta cometida por los individuos es considerada como una amenaza para el Estado y éste la sancionará. Todas las faltas cometidas sean a nivel político, profesional o económico, son consideradas de índole ideológicas y el Estado se arroga el poder de eliminar, "reeducar" en campos de reeducación/concentración/gulags o de aterrorizar al infractor en un grado de represión total. La violencia sobre el disidente/delincuente/distinto se "santifica" porque es un medio para que el resto de la sociedad pueda seguir tranquila y segura. El Estado persuade a la población del país sobre la “maldad” del disidente y se arroga el derecho de erradicarlo mediante el empleo de la legislación y la represión. El grado de coacción sobre la minoría que no encaja en el Estado puede ir desde la marginación, la deportación o expulsión, al exterminio (genocidio/Holocausto).
Todo estado Totalitario tiene un servicio de policial y de inteligencia punitivo y disuasorio o policía política: en la URSS la Comisión Extraordinaria para Combatir la Contrarrevolución y el Sabotaje (“Checa”), institución que se denominará sucesivamente NKVD y KGB; en Alemania, Gestapo y SS; en España, Brigada Político Social (BPS); en Italia, la Organizzazione per la Vigilanza e la Repressione dell'Antifascismo (OVRA); en Rumanía, Securitate; en la RDA, la Stassi...
7) En lo social, además, se restringen las libertades y derechos del ciudadano.
La defensa del Estado se pone por encima sobre los derechos individuales. La persona existía en tanto existía el Estado y quedaba subordinada a las necesidades de éste. Por tanto, se invierten los fundamentos del Estado liberal cuyo poder emanaba de los individuos. Se requiere obediencia total a la autoridad y se hace cumplir a través de la intimidación física y la amenaza de encarcelamiento. Se hace que los ciudadanos sean conscientes de que están bajo vigilancia constante. Se desalienta el pensamiento individual y se ridiculiza públicamente como una amenaza potencial a los objetivos de la ideología estatal. Como dijo el dictador totalitario soviético Joseph Stalin: “las ideas son más poderosas que las armas. No dejaríamos que nuestros enemigos tuvieran armas, ¿por qué deberíamos dejarles tener ideas?”.
Todas las libertades básicas son denegadas y punibles:
● No hay libertad de expresión o de asociación, y puede que de religón, ni a veces derecho a la propiedad privada.
● Tampoco hay libertad de reunión (no se pueden celebrar reuniones sin la aprobación del gobierno).
● No hay libertad de movimiento. A menudo, las personas necesitan documentos o incluso pasaportes internos para moverse dentro del país. No se puede viajar libremente al extranjero. El caso más extremo son los muros, los puestos fronterizos de paso y las concertinas que delimitan intimidantemente las fronteras tanto para el exterior como para el interior.
No todos los estados totalitarios cumplen plenamente estas características y algunos pueden ser más o menos opresivos que otros. Sin embargo, todos ejercerán un control estricto sobre la libertad del pueblo y utilizarán una variedad de métodos para aferrarse al poder.
DIFERENCIAS IDEOLÓGICAS Y DE PRAXIS DE LOS TOTALITARISMOS.
Pero evidentemente también existen diferencias entre regímenes totalitarios de derecha (la Italia de Mussolini, la Alemania de Hitler o la España de Franco, por citar los ejemplos a estudiar) y los de izquierda (la URSS de Stalin, la China de Mao o la Cuba de Fidel Castro, por poner otros tres ejemplos).
A) Entre los primeros, los de derecha, hay otros elementos comunes como son su anticomunismo, su conservadurismo y su nacionalismo unitario.
El fascismo en Italia y el nazismo en Alemania surgieron en circunstancias muy similares. En Alemania hubo desesperación asociada con la derrota en la Primera Guerra Mundial; en Italia, la percepción de una 'victoria mutilada' que no había valido el costo de esa guerra. Aunque empezaron con programas socialistas -discursos anticapitalistas y medidas de reformas sociales- destinados a atraer a las clases bajas (trabajadores, pequeños agricultores y artesanos cualificados), ambas ideologías se volvieron más conservadoras a medida que buscaban el apoyo de las clases medias, que los utilizaron para evitar la llegada del comunismo (anticomunistas).
No obstante también difieren en algunos aspectos entre ellos. Por ejemplo, el racismo visceral del nazismo y su deseo de destrucción de todo aquel que no encaje en la perfección de la raza aria, le hace único entre los totalitarismo de derecha. Otro ejemplo de diferencia, el fascismo reconoce parte del sistema liberal al conservar la monarquía como forma de Estado o al llegar a un acuerdo con la Iglesia católica (Pactos de Letrán, 1929). El franquismo tampoco se entiende sin el apoyo mútuo con la iglesia católica. En ambos país mediterráneos, la penetración y movilización de la sociedad nunca se pudo comparar con la alcanzada por el régimen hitleriano o por los regímenes comunistas.
B) Entre los segundos, los de izquierda, el comunismo pretende crear una sociedad igualitaria y universal (internacionalismo marxista) pero donde paradójicamente también tiene mucho peso el nacionalismo particular.
Los regímenes totalitarios de izquierda tienen como enemigo siempre al sistema capitalista, a la religión y a las clases burguesas.
El comunismo nació en el contexto de la explotación capitalista de la industrialización del siglo XIX y se basó en los escritos de Karl Marx y Friedrich Engels. Esta ideología prometía una sociedad ideal sin propiedad (el comunismo real) en la que el estado existiría sólo inicialmente para velar que se consiguiera esta sociedad igualitaria, pero que terminaría extinguiéndose ya que no tendría necesidad de controlar o legislar cuando no hubiese propiedad privada que proteger. Bajo Lenin y Stalin, la Unión Soviética creó un modelo para todos los demás estados comunistas en el siglo XX férreamente dirigido por el partido comunista. Ninguno de los líderes afirmó haber alcanzado la meta del comunismo, o la "Gran Armonía", como la llamó Mao Zedong. Sin embargo, el camino hacia este "paraíso en la tierra" era difícil y, por lo tanto, creían que justificaban la aplicación de duras medidas.
Totalitarismo, dictadura y autoritarismo:
Definiciones y re-definiciones. Ariel Segal
Es importante distinguir qué es el totalitarismo de los autoritarismos. El politólogo Juan José Linz desde 1975 define los sistemas autoritarios:
- El Estado logra la obediencia de los subordinados mediante la imposición y la restricción de la libertad. La represión y el terror estatal no son características distintivas de regímenes totalitarios y autoritarios, aunque los primeros han conducido a un nivel considerable de represión, y los segundos son frecuentemente menos represivos. Los estados autoritarios trabajan para ganar la sumisión ciega y voluntaria de sus ciudadanos a través de técnicas en gran parte pasivas como la propaganda.
- El pluralismo político es limitado. Esta es la principal característica que lo diferencia tanto de los regímenes democráticos (y su pluralismo, ilimitado por principio) como de los totalitarios (de partido único). Es decir, se prohíben ciertas ideologías o partidos pero se consiente o tolera la expresión de otros grupos políticos y de interés. Estos pueden entrar a formar parte de la coalición dominante en la sociedad en algún momento, por lo que a veces, si existe un partido dirigente que monopoliza el poder se habla de que existen corrientes o familias del régimen.
Más que un partido único se podría hablar de un partido unificado. Dichos partidos son creados desde arriba por el grupo que ejerce el poder más que un partido que conquista el poder como en los sistemas totalitarios. También en esta categoría hay que incluir aquellos estados en los que puede haber un cierto grado de disidencia política o semipluralidad, donde son legales varios partidos de oposición pero no todos. En última instancia, son los gobernantes quienes deciden qué grupos pueden existir y bajo qué condiciones (ideológicas, raciales, económicas o censitarias, de instrucción, etc...).
- No poseen una ideología elaborada. Se justifica la existencia del régimen pero no hay una elaboración intelectual más allá. A menudo son ideas ambiguas que sirven para cohesionar a los distintos grupos del régimen. Por ello, para diferenciarlos de los regímenes totalitarios es más acertado hablar mejor de mentalidades que de ideologías. Las ideologías son sistemas de pensamientos elaborados con preceptos claros y organizados más o menos intelectualmente, a menudo por escrito; mientras que las mentalidades son formas de sentimiento amorfas, más emocionales que racionales, que pueden cambiar por un sentido pragmático o de la oportunidad del momento. Las ideologías son reflexiones sistemáticas y utópicas que tiene como un sustrato de mentalidades, deseos o valores culturales o sociales amplios. Estos regímenes autoritarios buscarán defender o promocionar ciertos valores o mentalidades, que pueden ser distintos en cada sociedad, como: la tradición, el patriotismo, el nacionalismo, la modernización, el orden, la justicia social, el desarrollo económico... En un régimen autoritario, el apoyarse en estos pensamientos o mentalidades sin delimitar o sistematizar permite a los gobernantes conservar la lealtad de la compleja coalición de intereses que lo sostiene y desdibujar las fisuras internas. Además facilita la adaptación o la flexibilización a las condiciones cambiantes de la historia.
- El grado movilización política de masas es escasa o sólo episódica. Si bien en su primera etapa de formación los regímenes autoritarios suelen contar con una intensa participación popular, una vez estabilizados aparece una creciente despolitización, un escaso índice de participación y entusiasmo en las elecciones, referéndums y concentraciones que realiza el régimen. En algunos regímenes la despolitización de la masa de los ciudadanos una vez conseguido el poder forma parte de las intenciones de los gobernantes. Por ejemplo, después de una actividad movilizadora frenética de la sociedad para conseguir la descolonización de un país de su metrópoli, el dirigente que lo consigue puede buscar premeditadamente que el país se "normalice" manteniendo una "unidad" en torno a su persona o partido y por ello preconice la desmovilización política, es el camino hacia el totalitarismo. Por otro lado, la falta de ideología articulada o de propósitos de gran envergadura, limita a los regímenes autoritarios para movilizar al pueblo o para crear la identificación psicológica y emocional de las masas con el régimen. También se reduce la atracción entre aquellos grupos de la sociedad más idealistas: intelectuales, personas religiosas, juventud.
- En lo que respecta al liderazgo, este puede residir en un líder o un pequeño grupo que ejerce el poder de manera arbitraria. En este aspecto, si existe el líder puede ser una persona carismática o no, pero en todo caso se buscará crear en torno a su persona todo un lenguaje de culto a la personalidad. El líder a menudo suele ser un militar que asume la dictadura tras un golpe de estado en nombre del ejército o de una élite que le apoya (Batista en Cuba o Pinochet en Chile). En otros caso puede ser un poder tradicional monárquico indiscutible con grandes poderes que provine de la tradición histórica (Mohamed V en Marruecos o Abdulaziz bin Saúd en Arabia Saudita). También pueden ser líderes surgidos de la descolonización o de la caída de un régimen totalitario comunista. En estos casos, el nacionalismo, la religión o cualquier forma de legitimación emocional (la modernización, el orden, la defensa de las tradiciones,...) empuja al líder a reclamar poderes cada vez más absolutos para defender al nuevo estado y a su persona.
Hay bastantes sistemas políticos contemporáneos que se ajustan a estas características, sin embargo, tienen peculiaridades tan distintas que podemos establecer varios subtipos. Linz plantea una clasificación de regímenes autoritarios (Linz, 2010) que nosotros vamos a utilizar y ampliar:
Ya hemos utilizado un par de películas en el tema anterior como instrumento para entender mejor aspectos del tema de la Guerra Civil. En la siguiente tarea vamos también a trabajar una película para entender la gestación de un estado totalitario. Nos sorprenderá que la situación de partida de la película es actual y que tiene que ver con el ámbito de nuestra vida cotidiana, un instituto. No se trata de ver un documental histórico, sino un experimento social que tiene que ver con la esencia de todos los autoritarismos y cómo se produce la manipulación de las masas. Se basa en la novela de Morton Rhue y está fundamentada en un caso real.
Se sitúa en un instituto de enseñanza media de una ciudad alemana.
Título: La Ola (Die Welle).
Guion y dirección: Dennis GANSEL.
Reparto: Jürgen Vogel, Max Riemelt, Jennifer Ulrich, Jacob Matschenz, Frederick Lau.
País: Alemania. Año: 2008. Género: Drama. Duración: 107 minutos.
https://archive.org/details/la-ola-dennis-gansel-2008
DOCUMENTALES
Juventudes Hitlerianas 1. El ejército infantil nazi
Juventudes Hitlerianas. 2. La última batalla de los niños soldados
Documental en dos episodios de David Korn-Brzoza, sobre las juventudes de Hitler.
Desde el inicio del III Reich en 1933, el régimen tuvo especial preocupación en controlar la educación de la juventud dentro de la más rigurosa ideología nazi.
1984
El borrado de la memoria.
La adaptación oficial a novela gráfica de la distopía más célebre de todos los tiempos.
En el año 1984, Londres es una ciudad lúgubre en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. Winston Smith es un peón de este engranaje perverso y su cometido en el Ministerio de la Verdad es reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos. Hasta que decide replantearse la verdad del sistema que los gobierna y unirse a un movimiento clandestino que se rebela contra el Partido. Allí conoce a Julia, la vida de Winston da un giro fatal y peligroso...
El artista gráfico Fido Nesti reelabora en estas páginas la obra maestra del autor y novela cumbre del subgénero distópico, dotando de rostros, cuerpos y paisajes un mundo que cada día que pasa resulta menos difícil de imaginar. La presente edición está avalada por The Orwell Foundation.
La sombría visión del futuro de George Orwell de 1948 es una de las novelas de crítica social más conocidas del siglo XX. El trabajo profético de Orwell de un estado de vigilancia brutal en el que el individuo es oprimido y manipulado en cada segundo de su vida se escenifica de manera impresionante en esta adaptación de novela gráfica. Al mismo tiempo, se abre una nueva perspectiva sobre el clásico moderno, porque hoy las condiciones distópicas de 1984 son más relevantes que nunca.
El Manga
"La editorial Herder publicó en 2014 la adaptación a manga de una de las novelas distópicas más influyentes del siglo XX: 1984. En la obra George Orwell imagina un futuro en el que una dictadura totalitaria oprime a sus ciudadanos a través del Gran Hermano, la Policía del Pensamiento y los principios de la neolengua, el doblepensar y el crimental. 1984, que se publicó en junio de 1949, sería la última obra del escritor inglés, pues moriría de tuberculosis el 21 de enero de 1950.
(...)"
De Ramen para dos.